Nuestro cliente acude al despacho porque ha recibido una demanda de ejecución hipotecaria sobre la vivienda donde reside junto a su mujer y sus tres hijos. Nos cuenta que lleva dos o tres años sufriendo una situación económica difícil, lo que le ha dificultado el pago de las cuotas hipotecarias.

   Desde que formalizó el préstamo hipotecario, abonó las cuotas de la hipoteca con normalidad. Transcurridos los primeros siete años, empieza a retrasarse, realizando pagos parciales cuando puede, lo que le lleva a acumular una deuda con la entidad bancaria de seis cuotas.

   Ante la desesperación del cliente, que teme perder la vivienda familiar, presentamos escrito de oposición a la ejecución, sobre la base de que no estábamos ante un caso de impago generalizado, toda vez que el prestatario nunca dejó de afrontar la deuda, sino que se retrasó parcialmente en sus pagos, lo que provocó que se acumularan adeudos. Además, el hecho de instar el vencimiento anticipado del préstamo y exigir a nuestro cliente el pago de todo lo adeudado por capital e intereses, resultaba una medida absolutamente desproporcionada, injustificada y abusiva.

   Conseguimos que se suspendiera el curso del proceso de ejecución, celebrándose posteriormente una vista, tras la cual, el Juzgado dictó Auto de archivo de las actuaciones, al considerar que no había existido un incumplimiento esencial de la obligación de pago de nuestro cliente, sino tan sólo un mero retraso, sin que hubiera imposición en costas a ninguna de las partes.